miércoles, 7 de diciembre de 2011

como diablos se puede quererte tan fuerte... (8)


La playa totalmente vacía, cubierta de un inmenso manto de nubes que le dan al mar un color oscuro, más frío de lo normal. Es de esperar que de un momento a otro comience a llover, pero a ella no le importa. Estaba convencida de que quería sentir el agua bajo sus pies y el sonido del mar en sus oídos. Antes de bajar a la playa se espera en la entrada, con un vestido rojo y blanco a rayas, su pelo negro y rizado enloquecido alrededor de su cara, moviendose por la fuerza del viento, cierra los ojos y respira hondo. Siente ese dulce olor a sal del que está perdidamente enamorada, y se siente satisfecha, se siente como se quería sentir, con la satisfacción de cumplir un deseo, el que lleva esperando cumplir desde invierno. Decide poner su toalla bajo una sombrilla de ésas que están clavadas en la arena todo el año, se sienta y comienza a escribir estas líneas. Otea el horizonte, la fusión entre mar y cielo, se da cuenta, está sola. Ni siquiera un tímido rayo de sol se digna a ofrecerle un rato de compañía. Entoces, comienza a llover, pequeñas gotas cubren la arena de puntos salados, y comienza a apretar, a caer lágrimas del cielo con rabia. Ahora es cuando vuelve la cabeza y el aparece  sonriendo, con las zapatillas en la mano, se acerca y se sienta bajo la sombrilla con ella, sin hablar, solamente contemplando la tormenta que se avecina, solamente contemplando la línea en la que se funden el mar y el cielo, para darse cuenta de que no está sola, de que nunca mas volverá a sentirse sola.


-Que es lo que te hizo estar aquí, ¿conmigo? ¿Porque me miraste a mi entre la multitud de gente?
-No lo se... solo se que te mire porque era algo inevitable, como respirar, sentí que tu eras para mi y yo era para ti ...

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